Lo
primero de todo será elaborarnos un
molde para cortar las piezas que
después serán nuestras tejas. Para
ello cortaremos una lata de refresco
por la mitad y sacaremos de ella una
tira de unos 2 ó 3cm de ancho.
Con
cuidado de no cortarnos doblaremos
la tira dándole forma de trapecio
(1cm en la base y 0,6mm en la parte
superior). Pegamos la junta con
pegamento de contacto y cubrimos con
cinta aislante uno de los extremos
para que no nos cortemos al
manipularlo.
Limpiamos bien la superficie de la
mesa en la que vamos a trabajar;
estiramos con ayuda de un rodillo la
arcilla o pasta de modelar hasta que
dejemos una lámina de
aproximadamente 2mm de gruesa. La
despegamos de la superficie de
trabajo con cuidado de que no se nos
rompa y así facilitarnos el manejo
de las piezas y con el molde
comenzamos a cortar las tejas.
Tantas como vaya a necesitar nuestra
construcción.
Una
vez tengamos cortadas las tejas las
daremos forma con ayuda de un
palillo o brocheta. Las dejamos
secar y ya las tenemos preparadas
para montar en el tejado.
A la
hora de contar el número tejas que
necesitaremos para nuestro tejado
deberemos tener en cuenta que
siempre serán el doble de la
superficie a cubrir ya que deberán
ir entrelazadas entre sí. Otra
opción será montar solamente el
alero del tejado con la doble fila
de tejas y el resto del tejado una
línea simple, pero deberemos tener
cuidado a la hora de montar para que
no queden demasiado separadas entre
sí o quedarán huecos que serán
difíciles de disimular con la
pintura.
Para
pintarlas utilizaremos como base el
siena tostado. Una vez seco
aplicaremos una segunda mano a
pincel seco de terracota. Y por
último una sutil veladura de verde
musgo para simular el verdín de las
tejas.